2 tazas de agua (del caldo que quedará de la cocción de las zanahorias)
1 cebolla picada en julianas
1 pimentón picado en cubitos
1 cucharadita de cúrcuma
1 cucharada de azúcar rubia
2 cucharadas de maní tostado picado
Aceite de oliva
Sal a gusto
Pimienta
INSTRUCCIONES
Lo primero es cocinar -a partir de agua fría y fuego alto- las zanahorias picadas, por unos 30 a 40 minutos. Cuando estén listas, retíralas del agua y reserva, pero sin botar el caldo de la cocción.
Luego, en un sartén a fuego alto, vierte un chorrito de aceite de oliva, calienta unos segundos y añade la cebolla. Saltea por unos minutos, hasta que comience a dorarse.
Luego, integra el pimentón. Saltea por 1 minuto más y añade el azúcar, junto a 2 cucharadas de agua del caldo donde cocinaste las zanahorias. Baja el fuego a temperatura media y revuelve hasta que se caramelice la cebolla y el pimentón (unos 2 a 3 minutos aprox). Retira del fuego y reserva.
En un bowl, vierte las 2 tazas de agua de la cocción de las zanahorias junto a la cucharada de cúrcuma, hasta disolver. Luego, vierte el caldo en una licuadora, junto a las zanahorias, el salteado caramelizado, la leche de coco, sal a gusto y pimienta. Mezcla hasta triturar por completo todos los ingredientes.
Prueba el sabor y revisa si necesita un poco más de sazón. La idea es que quede una crema suave, sedosa y levemente picante. Si encuentras que tiene una textura muy gruesa, tipo puré, le puedes agregar un poco más de agua.
Una vez lista, la puedes calentar un poco más si deseas.
Al momento de servir, vierte un chorrito de leche de coco para dar color y espolvorea el maní picado, para así dar crocancia.