Incontinencia urinaria en la mujer

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Incontinencia urinaria en la mujer

Publicado por: Periodista Ximena Alarcón

Fecha: 5 junio, 2017

Incontinencia urinaria en la mujer. La edad es el principal factor asociado con la incontinencia, detectándose un peak de máxima frecuencia entre los 50 y los 60 años. Se han identificado una serie de factores de riesgo adicionales: obstétrico-ginecológicos (embarazo, parto, prolapso de órganos pélvicos, histerectomía), enfermedades generales (obesidad, enfermedades del corazón, hipertensión arterial en tratamiento con diuréticos, enfermedades del sistema nervioso) y factores ambientales y ocupacionales, que pueden predisponer a este trastorno.

Básicamente existen los siguientes tipos de incontinencia urinaria:

-De esfuerzo: es la pérdida o escape de orina involuntaria ante un esfuerzo cotidiano como toser, estornudar, reír, correr, andar, saltar, levantar un peso, incorporarse de un asiento bajo, etc. Es el tipo más frecuente de incontinencia urinaria en la mujer.
-De urgencia: es la pérdida involuntaria de orina asociada a un fuerte deseo de orinar. La mujer nota que se va a orinar y no puede evitarlo. Suele acompañarse de un aumento del número de micciones diurnas o nocturnas.
-Mixta: cuando en una misma mujer coinciden la pérdida urinaria involuntaria asociada a la de urgencia y a la de esfuerzo.
-Continua: pérdida constante y continuada de orina.
-Por rebosamiento: pérdida involuntaria de orina que se manifiesta en forma de goteo, asociada a una retención de la orina. La mujer puede referir síntomas de incontinencia asociados con síntomas de dificultad del vaciado de la vejiga de la orina.
-Vejiga hiperactiva: incluye a aquellas pacientes con síntomas de aumento de la frecuencia miccional y urgencia, con o sin incontinencia de urgencia, presumiblemente producido por el mismo mecanismo que la incontinencia urinaria de urgencia.

¿Cómo se diagnostica?
La evaluación y el estudio de una paciente con incontinencia urinaria se inicia con una correcta y amplia anamnesis o preguntas dirigidas y encaminadas a obtener abundante información proporcionada por la mujer, seguida de una exploración clínica completa y los estudios complementarios que estime el especialista que la estudia (análisis, técnicas de imagen, estudios urológicos especializados, etc.).

Entre los procedimientos diagnósticos básicos incluimos la historia clínica, los factores de riesgo y predisponentes, unos análisis básicos de sangre y orina, los llamados cuestionarios de síntomas y calidad de vida y el diario miccional (registro de todos los episodios relacionados con la micción y los síntomas urinarios durante un período determinado de 2 a 7 días). La exploración física será completa e incluirá la parte general pero también una exploración neurológica, urológica, pélvica y ginecológica.

Entre los procedimientos urológicos especializados habitualmente se incluirá una exploración urodinámica, es decir, la medición de la presión, flujo y volumen de la orina de la paciente. Esta consta de diversas pruebas como la flujometría o representación gráfica de la micción; la cistomanometría o medida de la relación volumen/presión de la vejiga de la orina; estudio de presión/flujo, que estudia la fase de vaciado del ciclo miccional, y otros estudios electrofisiológicos más sofisticados como la electromiografía del esfínter uretral, la viedocistografía y videoecocisto

Las técnicas de imagen más habituales son la ecografía, la radiografía simple del abdomen, la cistografía o radiografía con contraste de la vejiga de la orina, la urografía intravenosa o radiografía con contraste de toda la vía urinaria y la resonancia magnética nuclear. Por último, se podrá realizar también una endoscopia urinaria o uretrocistoscopia.

Tratamiento médico:

-Medidas higiénico-dietéticas más elementales, como la restricción de la bebida de líquidos y su distribución a lo largo del día.
-Técnicas de modificación de la conducta, como la llamada micción programada, el entrenamiento vesical, la adaptación miccional, los ejercicios de suelo pélvico y las técnicas de relajación para reducir el nivel de ansiedad a menudo asociado. En definitiva, una serie de técnicas o tratamientos que aplican los conceptos de las teorías del aprendizaje a los trastornos de la conducta.
-Medicamentos, generalmente del grupo farmacológico de los llamados anticolinérgicos (oxibutinina, cloruro de trospio, tolterodina, etc.). Estos fármacos mejoran e incluso llegan a resolver la urgencia miccional, pero no producen beneficio en la incontinencia urinaria de esfuerzo.

Tratamiento quirúrgico:

Es el tratamiento de elección de la incontinencia urinaria de esfuerzo. Existen diversas técnicas quirúrgicas. Actualmente las más utilizadas se realizan a través de la vagina mediante la colocación de diversos materiales o cintas alrededor de la uretra o caño de la orina que intentan llevarlo a su lugar anatómico correcto.

Tratamiento funcional:

Fundamentalmente la rehabilitación del suelo pélvico, donde se encuentran los músculos que abren y cierran el esfínter de la vejiga. La finalidad de los ejercicios del suelo pélvico es mejorar, en general, el tono de los músculos de esta zona y, más en concreto, de un importante músculo llamado detrusor de la vejiga.

Entre estos ejercicios destaca el llamado ejercicio de Kejel que consiste en “cortar el chorro de la orina voluntariamente durante la micción”. Este ejercicio ayudará a la mujer a conocer qué músculos debe contraer. Se deben practicar, fuera de la micción, sesiones de 25 veces seguidas tres veces al día. Como con cualquier ejercicio físico, se requiere constancia en su realización y sus efectos se podrán observar a largo plazo. Todos estos ejercicios se realizan para mejorar la incontinencia urinaria de esfuerzo.

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