Estudios de la OMS estiman que para el año 2050 la población de adultos mayores se duplicará en relación al año 2015, aumentado de un 12% a un 22%. Junto con esto la tasa de natalidad ha ido disminuyendo, lo que ha implicado una serie de repercusiones socio-económicas en todo el mundo.

Aumento de la esperanza de vida

Los avances científicos, médicos y tecnológicos han contribuido en aumentar la esperanza de vida. Se estima que desde el año 2.000 se ha incrementado en alrededor de 5 años. El descubrimiento de los agentes causales de múltiples enfermedades y sus respectivos tratamientos, ha sido clave para retardar el envejecimiento, con la adopción de medidas de prevención y promoción de salud.

¡Factores que inciden en la longevidad!

• Herencia: Múltiples enfermedades que afectan la calidad de vida son de origen hereditario.

• Ambiente socio-cultural: La influencia de la sociedad en la longevidad de los individuos en de gran relevancia. Se asocia a los hábitos culturales, religión e influencia política y económica en la sociedad.

• Condiciones de vida: La situación económica y sanitaria inciden directamente en la calidad de vida, las condiciones de hacinamiento y hábitos insalubres conducen a un mayor riesgo de enfermedades, lo que acorta la esperanza de vida.

• Exposición a agentes tóxicos: La exposición al alcohol, tabaco, drogas, a ciertos aditivos y colorantes, y a algunos elementos químicos como el mercurio o plomo, indudablemente inciden en reducir la longevidad.

• Exposición a situaciones de riesgo vital: Esto hace referencia a la exposición a situaciones que contienen un alto grado de probabilidad de constituir un accidente.

• Hábitos alimenticios: Una elevada ingesta de grasas saturadas, azúcar y sal , junto con un bajo consumo de verduras y frutas constituye un factor de riesgo a enfermedades crónicas.

• Nivel de actividad física: Los beneficios que otorga la realización de actividad física a la salud son inmensos, previene de múltiples enfermedades orgánicas y funcionales.

• Sueño y descanso: Es fundamental contar con un sueño reparador que permita reducir el estrés y así evitar desórdenes metabólicos, enzimáticos y hormonales.

• Tipo de personalidad: Contar con actitudes y propósitos, físicos y mentales saludables, contribuye a la pro-longevidad.