Tips Saludables
Tips Saludables
Publicado por: Periodista Ximena Alarcón
Fecha: 1 marzo, 2018
Hoy en ViveZana.com te contamos que la conservación de la miel es sencilla y no requiere muchas complicaciones, pero ¿de qué forma podemos almacenarla mejor para que dure más tiempo? Descubre algunos consejos útiles que te ayudarán.
La conservación de la miel es verdaderamente sencilla. Basta con tenerla en su envase y mantenerla a una temperatura ambiente normal, donde no haya calor y donde se encuentre protegida de los rayos solares. Pero lo cierto es que para disfrutar de la miel siempre en su mejor punto lo más adecuado es saber de qué forma podemos conservarla y almacenarla en función del envase donde está guardada.
De hecho, es muy habitual que, a pesar de encontrarnos ante un alimento natural sumamente común y consumido desde hace ya miles de años, nos surjan dudas sobre su almacenamiento o conservación. Lo mismo ocurre con la fecha de caducidad de la miel, dado que por mucho que busquemos en el envase de ésta una fecha en la que fijarnos, la realidad es que no la encontraremos por ningún lado.
Esto es debido a que, en realidad, la miel no posee una fecha de caducidad determinada. Incluso tampoco posee una fecha de consumo preferente, puesto que se trata de un alimento natural que nunca caduca.
Mejor en envases de vidrio. Lo más común es comprar la miel directamente envasada en envases de vidrio. Pero también es posible encontrarla en envases de plástico, por ejemplo en aquellos de aplicación fácil. Lo cierto es que siempre lo mejor es optar por mieles envasadas en botes de cristal, ya que esto ofrece muchísimas ventajas: se conserva muchísimo mejor, no se oxida, aguanta más tiempo y además soporta mejor los cambios de temperatura.
Lugar seco y templado, siempre a temperatura ambiente. La temperatura ideal para conservar la miel adecuadamente se sitúa entre los 15 y los 20 grados centígrados. Por ello, es muy útil almacenarla en una alacena con una temperatura adecuada, alejada de los rayos solares.
Aléjala de fuentes de calor. La miel que se calienta tiende no solo a perder su sabor, sino que adquiere una apariencia oscura. Por ello, lo mejor es tratar siempre de almacenarla en una alacena o despensa alejada de fuentes de calor.